Recuerdo la primera ve que me dieron una muestra de crema de manos, en ese entonces yo odiaba las cremas porque había tenido experiencias muy terribles con algunas de me habían regalado de catálogos ya conocidos. En esa ocasión, fui muy renuente a ponerle la crema, pero por educación acepte. Lo primero que percibí fue el aroma tan envolvente y delicioso que me lleno de alegría, no podría creer que aroma tan más delicioso estaba percibiendo. En verdad tenía ganas de comerme la crema o lamerla de mi mano, al mismo tiempo la suavidad me llenaba de sorpresa pues no había conocido cremas tan ligeras y absorbentes. Inmediatamente la vecina que me mostró la crema me quiso poner una loción y como reflejo dije NO. Recuerdan que les mencione que había tenido experiencias terribles en mi piel por productos, bueno eso incluía perfumes, en realidad el efecto del alcohol era peor en mi piel. Ella muy amablemente me dijo solo te pongo una gota y podrás ver que no te sucede nada, mientras lo hacía, yo solo pensaba se me va a enrojecer y me voy a enojar, pero no, paso un min y mientras ella me contaba de que estaban hechos los productos, yo seguía esperando que algo malo pasará, eso jamás sucedió.
A partir de ahí, con mucha mesura, compraba e iba explorando y conociendo el mundo de la cosmética hecha a base de activos naturales. Un mundo diferente y de disfrute se abrió ante mi para disfrutar el momento de higiene y de cuidados para mi piel.
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